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Desde hace años, el mes de septiembre se lleva las de ganar en cuanto a separaciones y divorciosse refiere, justo después de las vacaciones, según aseveran diversos estudios realizados con datos aportados por abogados matrimonialistas, psicólogos y coaches.

Es más, verás cuántas noticias y artículos hay al respecto….

En este post quiero dar mi particular visión en este asunto. Te cuento.

 ¿Qué hace que las personas individualmente sueñen con las vacaciones y que, cuando llegan, se desilusionen o desesperen hasta el punto de desear la separación en la pareja y romper la relación?

Razones: un montón.

Yo las clasificaría en antes, durante y después.

 

Antes

1. El autoengaño y posponer la resolución de los problemas

Lo que no va bien, no se decide solucionar y se justifica en ‘las circunstancias’, pensando que el tiempo lo resolverá. Será el estrés, el trabajo, las prisas, el cansancio, los niños… se piensa que sin esos retos todo sería estupendo en la pareja y parece que tener vacaciones lo resolverá todo.

Si hay problemas internos en la pareja es importante abordarlos, no posponerlos. Es más, lo mejor es matar al alien mientras es pequeño. De mayor es mucho más difícil… todos lo tuvimos claro viendo la película, ¿no?

 

2. La falta de definición acerca de lo que uno necesita de sus vacaciones

Cuando uno tiene la asociación de vacaciones a: cuidar de los niños, visitar a la familia, hacer lo de siempre sin pararse a elegirlo…. la sensación de libertad que uno asocia a estar de vacaciones puede diluirse demasiado…

Es importante preguntarse y preguntar a la pareja qué desea o necesita realmente de sus vacaciones para proveerle o ayudarle a obtenerlo desde un enfoque amoroso. Quizás al mismo plan de siempre simplemente falta añadirle unos días sin familia, relajado, de pareja o incluso individual, horarios diferentes…

 

3. La falta de decisión acerca de las vacaciones

Para los que no tienen definido el mismo lugar de vacaciones cada año el problema puede ser la falta de decisión: última hora, sensación de estrés, presión acerca de las fechas, el dinero, el destino… no acordar en la pareja cómo abordar esas decisiones puede ser causa de estrés en sí mismo. Y uno puede llegar a las vacaciones ya resentido…

 

Durante

1. El exceso de trabajo durante las vacaciones

Si ir a ver a la familia implica estar cocinando para mucha gente, por poner un ejemplo, la sensación de vacaciones puede quedar totalmente diluida en la tarea diaria.

¿Se puede simplificar, hacer que todos participen más o, al menos, tener unos días de relax total?

 

2. La falta de espacio individual

A veces el espacio individual es tiempo para caminar o leer un libro, tiempo para ver a los amigos propios, unas horas al día o unos días de las vacaciones para uno mismo.

 

3. La necesidad de pasar tiempo de calidad en pareja

¿Quién no necesita espacio y relax para compartir intimidad, hacer el amor, hablar de lo que deseamos mejorar y compartir sueños? Ratos al día o una escapada de días concretos, con toda la intención de dotarlos de calidad y enfoque en la pareja. Días, horas, lo que sea posible.

 

4. El aburrimiento o la falta de pasión  

Bueno, ser el alma de la fiesta todo el tiempo también puede ser estresante…  elige unas vacaciones que respeten el espacio individual y de pareja pero asegúrate que tienen novedad, variedad, aventura, diversión… aunque sea través de probar nuevos platos o las partidas de cartas con los amigos y, por supuesto, en vuestros ratos a solas.

Las típicas infidelidades veraniegas muchas veces están basadas en la falta de diversión, sensación de aventura y pasión… asegúralas en tu receta de vacaciones, tanto para el espacio compartido como el de la pareja.

Es necesario que tengáis tiempo de calidad, juntos y a solas, y, a la vez, no es necesario que supláis vuestras necesidades mutuas 24h al día. Es importante un entorno que os nutra a ambos individualmente y como pareja de una forma agradable y relajada.

 

5. Los viajes excesivamente intensos

A veces la ilusión de ir a destinos exóticos y visitarlos todo lo posible acaba siendo un estrés que no deja mucho espacio para el descanso o el tiempo de intimidad.

 

6. El excesivo enfoque hacia el exterior

¿De verdad lo más importante son las fotos, el Instagram, los selfies y el compartir tus experiencias con todos los que no están presentes, y perder la oportunidad de vivirlas con presencia con tu pareja?

 

Después

1. La falta de comunicación

Siempre estamos a tiempo de una reflexión muy necesaria.

¿Qué ha pasado, realmente? ¿Cómo nos hemos sentido? ¿Qué nos ha faltado?

Si la vacaciones han destapado problemas acuciantes que ya existían quizás es la ocasión de afrontarlos y solucionarlos antes de tirar la toalla.

 

2. El síndrome posvacacional

Este período de adaptación tanto a la finalización de las vacaciones como al comienzo del curso escolar, al retorno laboral y al cambio de estación tiene un efecto químico, físico y emocional.

Es momento de hacer equipo, no de ventilar emociones negativas en la pareja solo porque está ahí, disponible.

Valorad la situación y haced equipo o buscad ayuda.

 

¿Tus vacaciones te hacen pensar que quieres una relación mejor?¡Constrúyela!

 

 

Es tiempo de pasar a la acción

Hay muchas cosas que puedes hacer si las cosas no son como tú desearías antes de tirar la toalla.

Si crees en vuestra relación, es el momento de ponerse manos a la obra y solucionar aquellos aspectos que no os permiten disfrutar como pareja.

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¿Sabes que necesitáis ayuda en la relación pero no tienes muy claro por dónde empezar?

Si tienes dudas y necesitas a alguien que te acompañe en tu evolución, cuenta conmigo. Podemos trabajar en sesiones individuales o en pareja, presenciales o por Skype.

Concierta ahora una consulta gratuita. Hablaremos de lo que necesitas y sobre cómo puedo ayudarte.

 

Con mucho amor,

Ana Fernández

Coach de intervención estratégica
unamorextraordinario.com
hola@unamorextraordinario.com
+34 609577881

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