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Una pareja que raramente tiene una discusión es una maravilla.

Pero cuando una pareja no discute NUNCA…

¡Ojo!

Puede ser un indicio de que algo va mal; la relación puede estar en los estertores previos a la muerte. O, simplemente, es una relación de amistad bien camuflada. En serio.

Las discusiones son prácticamente inevitables.

Tener opiniones y puntos de vista diferentes es normal, aunque a veces nos lleven al enfrentamiento…

Tener días en los que nuestro estado de ánimo no es el más idóneo y somos más propensos a discutir es humano…

Así que, incluso en una relación sana se discute de vez en cuando, a veces por nimiedades.

¡Discutir también puede tener su aspecto positivo!

En ocasiones, no está mal que ‘salten un poco las chispas’. No andan tan desencaminados aquellos que asocian las reconciliaciones y el sexo entusiasta.

 

Hay energía en una buena discusión y en una buena reconciliación. Y nada mejor que sellarla con pasión, ¿verdad? 

 

Lo importante es solucionarlo rápido y bien, sin dañar la relación, y así poder ir directos a la celebración.

El mes pasado publiqué el artículo Cómo resolver tus conflictos de pareja y no morir en el intento donde daba pautas para abordar desencuentros que, a veces, pueden ser serios y no tan sencillos de solucionar. Pero hace un par de días tuve una discusión tonta con mi pareja y pensé en escribir algo práctico pensando en esas situaciones.

¡Te aseguro que yo también necesito poner en práctica mis propias recomendaciones!

Vamos a abordar aquí el aspecto práctico para estos casos.

¡Y no me digas que no funciona si no lo has puesto en práctica!

Esto es como hacer pasteles; quizás la primera vez te cueste un poco, pero a la que tengas un poco de práctica, te saldrá fenomenal.

1.- Renuncia a que uno de los dos tenga la razón

La mejor opción cuando surge una discusión es renunciar a lo correcto y lo incorrecto. Nadie tiene que tener razón y nadie tiene que estar equivocado. No se gana en una discusión no resuelta.

La mayoría de las veces se termina con dos partes perdedoras… incluso si uno de los dos siente que tiene razón.

Por lo general, ‘quien tiene razón’ se queda con una sensación de desconexión y la persona que estaba ‘equivocada’ se siente como la perdedora, cuando en realidad ambos han perdido.

Así que, mi primera recomendación es que renuncies a la necesidad de tener razón; verás que vale la pena.

 

El primer paso para solucionar una discusión es renunciar a tener la razón

2.- Escucha la versión de la otra parte

Una vez que te has dado cuenta de que hay un desacuerdo y has renunciado a ‘estar en lo cierto’, ponte en el lugar del otro. Pídele que te cuente su versión de la historia: por qué cree tener razón y cómo se siente al respecto.

Escúchale atentamente.

La mayoría de los conflictos no surgen por los hechos sino por los pensamientos que creamos en nuestra mente de lo que significan. Cada uno tiene su forma de verlos.

Así que, como tú ya sabes lo que piensas, mi segunda recomendación es que escuches a la otra parte para conocer los suyos.

Y, sobre todo, no los discutas; no es necesario que estés de acuerdo.

3.- Oye, ¿al menos podemos estar de acuerdo en esto?

Consigue encontrar los hechos concretos en los que sí que podéis estar de acuerdo.

Y recuerda que los hechos no son opiniones.

Podéis estar de acuerdo en la hora que era, en quién estaba presente, en que el móvil no funcionaba, en que no hay pollo en la nevera… lo que sea. Aquello que sea cierto para ambos

4.- Busca soluciones

Y una vez que tengáis esa base de entendimiento, entonces podéis intercambiar ideas sobre soluciones.

Ya no se debe hablar sobre el problema en este punto, ni es necesario, porque, como bien has decidido en el punto 1, no hace falta determinar quién tiene razón.

Si os enfocáis en ello, surgirán las ideas y encontraréis opciones de solución. Aquí es donde sí vale la pena invertir la energía para ponerlo en práctica.

¡Verás qué efectivo que es!

 

Buscar puntos de encuentro, más allá de las opiniones, ayuda a crear soluciones

 

 

Puedes compartir esta receta con tu pareja. Si ambos os comprometéis a usarla, veréis qué buena es y qué fácil es aplicarla con un poco de práctica.

De todas maneras, no es necesario que el otro la conozca para usarla; puedes hacerlo todo por tu cuenta.

Y también la puedes aplicar con otras personas que no sean tu pareja…

 

Aquí el resumen de la receta express:

1. Renuncia a la necesidad de ‘tener la razón’

2. Pregunta al otro: ¿cómo ves tú esta situación?

3. ¿Podemos, al menos, estar de acuerdo en que…?

4. ¿Cuál sería una buena solución para ti? ¿Qué te parece si hacemos esto?

¡Y se acabó el conflicto!

Ahora, a celebrar.

 

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Te deseo todo el amor que mereces, 

 

 

Ana Fernández

Coach de intervención estratégica
unamorextraordinario.com
hola@unamorextraordinario.com
+34 609577881

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